Un salón original con vistas a la piscina

Cuando se construye una casa de planta baja que da a un jardín es frecuente que la parte de la vivienda que da a dicho jardín esté acristalada de modo que se pueda salir directamente hacia el mismo, sea desde el salón o sea desde una habitación. Si en dicho jardín hay además una piscina, lo cierto es que todavía queda mejor este tipo de construcción.

El acristalamiento desde el suelo hasta el techo permite abrir puertas para salir directamente al jardín pero, en el caso del salón, da para más alternativas. Un buen ejemplo son las puerta/ventanas plegables que se recogen hacia un lado para abrir totalmente el salón al exterior y convertir la terraza y el salón en un espacio único.

Esto es muy interesante de cara al verano, cuando se hacen comidas con los amigos y se puede aprovechar así para usar la mesa de comedor pero, a la vez, sentirse como si se estuviera comiendo en la terraza o disponiendo de la mejor ventilación y respirando aire puro aunque se esté en el interior de la vivienda. También es ideal cuando no hace frío pero llueve un poco, porque se respirará aire fresco pero se estará protegido.

Uno de los problemas de este tipo de ventanas es cómo se cubren. Las cortinas tradicionales pueden resultar muy pesadas como decoración ya que ocupan demasiado espacio. Pero los estores tampoco acaban de convencer porque hay que poner varios y levantarlos y bajarlos según haga falta, pudiendo quedar un poco irregulares y antiestéticos.

Sin embargo, las cortinas panel japones encajan perfectamente con este concepto de ventanas. Se trata de paneles que pueden ser de diferentes anchos e incluso de diferentes tonos y que están sujetos a un sistema de railes que permite moverlos de maneras muy diferentes, separándolos todos para dejar las ventanas totalmente al descubierto o jugando para crear zonas de luz y otras con mayor intimidad y a salvo de las miradas indiscretas.

Al jugar con los colores, los paneles japoneses permiten una decoración mucho más agradable, aunque también pueden colocarse todos en un mismo tono si se ha optado por un salón monocromático. Los bordados pueden hacer que estos paneles sean todavía más especiales y que destaquen aunque no tengan colores. Además, una vez instalados son fáciles de manejar y se quitan y se colocan con facilidad tras haberles cogido bien el truco.