El concepto de mueble de salón ha cambiado

Los Muebles de salón han sufrido una gran transformación en los últimos años debido a cambios en las modas, pero también a los cambios que ha habido en la forma y tamaño de las televisiones. Esto ha hecho que el concepto de salón se modifique mucho y que lo que antes era fundamental, haya dejado de serlo.

En las casas de hace tres o cuatro décadas, los muebles de salón se compraban cuando la pareja se casaba y eran para toda la vida. Incluso se hacían a medida para las dimensiones del salón. Tenían un espacio de vitrina para la cristalería, zonas para la vajilla, mueble-bar para tener las botellas con las que agasajar a las vistas, cajones para cubertería y, por supuesto, el espacio central para la televisión.

Las televisiones de antes tenían un tamaño bastante reducido en comparación con las actuales y solían precisar de una zona saliente en el mueble, ya que tenían una voluminosa parte trasera. Pero, actualmente, las cosas son muy distintas.

Las televisiones actuales son totalmente planas y sus tamaños son muy grandes, en muchos hogares, incluso con salones pequeños, hay pantallas de cincuenta pulgadas. Esto es así porque hoy, la distancia desde el sofá hasta la televisión no es tan importante como lo era antes y se puede ver perfectamente una gran pantalla desde un par de metros de distancia.

Pero, además, también han cambiado los sofás y ahora las teles se colocan algo más bajas que antes. Por eso, lo normal es que el mueble del salón se haya convertido en una parte inferior con zona de almacenaje y unas estanterías que pueden variarse de sitio para ajustarse al espacio que ocupa la televisión.

Esto no quiere decir que se prescinda de las vitrinas, pero pueden estar situadas en la zona de comedor de manera totalmente independiente, sin necesidad de formar parte del conjunto del mueble de salón que, como hemos visto, está muy simplificado. Lo mismo pasa con el mueble bar, que deja de ser parte del mueble del salón para convertirse en un espacio independiente o, incluso, para trasladarse a la cocina, sin un lugar propio en el salón.

El salón de la casa, especialmente cuando hay niños, deja así de ser un espacio tan formal para convertirse en un lugar más cómodo y acogedor en el que hacer vida de manera más práctica.