¿Cómo entender y ayudar a personas afectadas de ansiedad?

Calificada por muchos como la ‘epidemia’ del siglo XXI, la ansiedad es uno de los grandes males de la sociedad moderna y, con toda probabilidad, la más incomprendida. Para ayudar a los afectados, se recomienda saber escuchar, ponerse en la ‘piel’ de la persona y seguir otras prácticas que sugeriría cualquier psicólogo especialista tratamientos de ansiedad en Pontevedra.

 

Primeramente, aproximarse a la persona con ansiedad de manera adecuada es importante, pues en muchos casos pueden mostrarse reacios o herméticos por la difícil situación que atraviesan. Una frase desafortunada, y la posibilidad de ayudar al afectado podría diluirse para siempre.

 

Escuchar con atención y empatía es una cualidad al alcance de pocos, muy necesaria para comprender y prestar ayuda a quienes sufren ansiedad. En muchos casos, estas personas sólo necesitan un oído que sepa escuchar y les permite desahogarse, sobre todo si viven en soledad y carecen de amigos y familiares cercanos con los que mantener una conversación.

 

La ansiedad puede equivaler a ‘árboles’ que impiden ver el bosque, por parafrasear un conocido refrán. Con frecuencia, la causa de la depresión está lejos de ser grave e incluso puede tener fácil solución para personas con la perspectiva suficiente para dilucidarla. La mejor forma de ayudarles es sugerirles formas de revertir la situación actual: tratamientos, especialistas, recursos, etcétera.

 

La negativa a reconocer la ansiedad forma parte de la problemática. Dado que el primer paso es reconocerla, se debe comunicar al afectado que este sentimiento es perfectamente normal. A fin de cuentas, millones de personas lo sufren por distintas razones, y otros tantos lo superan.

 

Después de un primer contacto afortunado con quienes sufren ansiedad, olvidarse del asunto es un error mayúsculo. En su lugar, debe seguirse la evolución de la persona, preguntándole al menos una vez al día acerca de sus sensaciones —con naturalidad, por supuesto, pues ayuda más un amigo verdadero que un psicólogo falso.

Mi ansiedad

Recuerdo el día en que tomé la decisión de contactar con un centro de psicologia en Pontevedra. Era un lunes por la mañana y acababa de tener uno de mis habituales episodios en el trabajo. Sentía que estaba a punto de perder la cabeza, y mis compañeros empezaban a mirarme de forma extraña. Sabía que tenía que hacer algo antes de que fuera peor.

 

Decidí que tenía que buscar ayuda. Sabía que no podía seguir viviendo así, sintiendo que estaba constantemente al borde de un colapso. No quería ser una de esas personas que dejan que su salud mental empeore tanto que tienen que ser hospitalizadas. Así que me puse en contacto con un psicólogo y pedí una cita

 

Así que investigué en Internet y encontré un psicólogo que podía ayudarme con mi problema. Después de conseguir una cita, empecé a asistir a sus sesiones cada semana. Y, sinceramente, fue una de las mejores decisiones que he tomado.

 

El psicólogo me ayudó mucho a entender por qué tenía estos episodios de ansiedad, y me dieron algunas herramientas para lidiar con ellos. 

 

Lo mejor de todo es que en pocos meses empecé a sentirme mejor. Ya no tenía tantos episodios como antes y, cuando los tenía, eran más cortos y menos intensos.

 

Estaba muy contenta con los progresos que estaba haciendo, y sabía que, si seguía yendo a terapia, podría controlar mi ansiedad. Estaba agradecida de que el psicólogo me hubiera ayudado a llegar a ese punto, y sabía que le debía mucho.