Las cortinas sirven para algo más que para ‘vestir’ las ventanas: ornamentan salones y dormitorios, aumentan la privacidad y permiten regular la luz solar, participando del bienestar general. Entre sus accesorios principales destacan los aros, abrazaderas, alzapaños y cintas para cortinas de tela, que desempeñan un rol destacado en el funcionamiento de este producto.

 

Primeramente, el uso de cintas para cortinas de tela proporciona un sostén necesario para colgarlas por medio de rieles o de una barra horizontal. Su diseño es simple: una franja de tela provista de ojales o de aros, para insertar entre ellos la barra en cuestión. Unas presillas interiores facilitan esta tarea y permiten asimismo crear una sensación airosa al mantener oculta la barra.

 

Estrechamente relacionadas con las cintas para cortinas de tela, las anillas con ojal permiten introducir la barra con mayor comodidad que los ojales simples. Una alternativa son los aros y ganchos para colgar. Estos accesorios se adhieren a la propia cortina, ya sea pinzando su tela o entreverándose en su cinta superior, para después fijarse a la barra.

 

Por otra parte, las abrazaderas son elementos útiles para recoger cortinas sin esfuerzo. Se componen de una cinta o cordón de grosor variable que, al unirse sus extremos, logra plegar la tela por su parte central. Frecuentemente, incorporan borlas, madroños, motivos florales y otros adornos que combinan funcionalidad y decoración, pues en muchos casos sirven para enlazar los extremos de la abrazadera.

 

De función similar a este último accesorio, el alzapaño de cortina se define como un gancho rígido ubicado en los flancos de puertas, ventanas o balcones, pensados para recoger la tela sin necesidad de lazos ni cordeles. En la práctica, los alzapaños pueden encontrarse en multitud de diseños y materiales (madera, metal, PVC, etcétera).

 

Es recomendable, por último, elegir estos accesorios considerando el impacto que tendrán en el resto de la decoración. Porque el estilo minimalista exige cintas, anillos, abrazaderas, etcétera, capaces de armonizar el minimalismo, y lo mismo puede decirse de las estéticas nórdica, colonial, mediterránea o industrial, por mencionar algunas de las más representativas.