Brackets a los cuarenta

Una dentadura con defectos puede causar múltiples complejos. Es normal que muchas personas no quieran sonreír en público porque sus dientes están montados o porque hay mucho espacio entre ellos. Pero si crees que al no haber corregido tus dientes de niño perdiste tu oportunidad de tener una sonrisa ideal, deberías de saber que los brackets en adultos son cada vez más frecuentes y que no es nada raro que alguien de incluso cuarenta o más se los coloque.

Una de las razones por las que esto sucede es porque este tipo de aparatos han mejorado mucho con los años. Ya no son esa colección de alambres que se parecían más a un aparato de tortura que a algo pensado para mejorar la estética. Tanto es así que hasta podemos encontrar en el mercado correctores dentales invisibles, de plástico totalmente transparente, para que nadie note que se llevan puestos.

Entre todas las innovaciones destacan los brackets de zafiro, la última incorporación al catálogo y que son los que más ventajas proporcionan. Para empezar, no son invisibles, pero casi. El zafiro tiene una tonalidad muy parecida a la del diente, por lo que se mimetiza con el mismo resultando muy poco visible. Es pues un aparato discreto ideal para ser llevado por un adulto.

Pero, además, el zafiro es muy resistente. Uno de los problemas de los brackets es que pueden romperse con relativa facilidad, lo que no ocurre con los que están fabricados en este material. Pero no solo son resistentes a los golpes, también son resistentes al deterioro. Mientras que el plástico puede amarillear y terminar viéndose muy feo, el zafiro no cambia y se mantiene impecable todo el tiempo que dura el tratamiento.

A pesar de su gran fortaleza, el zafiro es muy delicado con el esmalte dental. Además, al retirar los brackets se desprende con mucha facilidad, por lo que no araña el diente y no le causa daños. Es, por tanto, la mejor alternativa para los que quieren verse bien y quieren que sus dientes se mantengan lo más sanos posible.

Tampoco tienen aristas, sino que son redondeados y el tacto con la lengua es muy suave, se acabaron así las incomodidades y las pequeñas heridas que pueden llegar a causar estos aparatos en personas con una piel muy sensible.

Lo mejor es que la diferencia de precio no es la que uno puede pensar cuando se habla de zafiros. Solo hay que pedir un presupuesto para darse cuenta de que realmente, es una opción que merece la pena.