El probador 

No han sido buenos años para las tiendas de moda. Con la que cayó, muchos perdimos las ganas de irnos de tiendas a mirar ropa. Un poco por el miedo a estar en lugares demasiado atestados de gente y otro poco por las cambiantes restricciones, al final empezamos a mirar la ropa por internet. Por suerte, parece que ya podemos volver a nuestras rutinas y yo he celebrado más que nadie la vuelta a las tiendas. Y es que me encanta probarme ropa y descubrir novedades en el mundo de la moda. 

Soy de esos que podría pasar la tarde en un probador, pero hace un tiempo tuve una experiencia un poco desagradable. Estaba en uno de esos probadores que tienen varios espejos para que te veas desde todos los puntos de vista, incluyendo esos ángulos muertos que no solemos ver en el espejo de casa. Y entonces, ¡sorpresa! ¿Qué es eso que tengo en la coronilla? O, mejor dicho: ¿qué es eso que no tengo en la coronilla?

Dejé la ropa al chico del probador y salí rápidamente de la tienda. Tanto tiempo sin ver mis ‘ángulos muertos’ me había deparado una sorpresa desagradable: en mi coronilla había mucho menos pelo que la última vez que me miré. Había que ir corriendo a buscar un lugar especializado en tratamientos pelo en Vigo

Yo no me ando con bromas con estas cosas. Ya me ha pasado con otros temas de estética para los que no suelo esperar: no tengo paciencia si se trata de saber qué me pasa o si hay solución. Es cierto que cuando lo comenté con un amigo me dijo que él no notaba tanto hueco como yo había visto, que no era para preocuparse… todavía. Pero es mejor prevenir que curar, sobre todo cuando se trata de algo tan importante para mí como el pelo.

Y por eso tenía claro que debía buscar un lugar especializado en tratamientos pelo en Vigo, nada de remedios milagrosos o recetas de la abuela. Y así espero que la próxima vez que entre en un probador no me quedé mirando la coronilla, sino la ropa, que para eso voy.