Breve historia de la mosquitera, un aliado contra los insectos

Con la llegada del verano, la venta de mosquiteras baratas vuelve a repuntar con especial intensidad en países cálidos como España. La Real Academia de la Lengua (RAE) define este objeto de dos formas: bien como un «pabellón de cama hecho de gasa, para impedir que entren los mosquitos», bien como un «bastidor de tela metálica que se coloca en puertas y ventanas para impedir el paso a los insectos».

 

Lo cierto es que, bastidor o pabellón, este accesorio es el ‘terror’ de las moscas, los mosquitos y cualquier insecto malintencionado. Estos invitados indeseados ya constituían un problema para civilizaciones tan remotas como la mesopotámica, la egipcia o la griega.

 

La historia de las mosquiteras es difícil de rastrear, pues, aunque el uso del término comienza hacia el siglo XVIII, se conservan registros de objetos similares utilizados en la India durante la baja edad media. Así, el poeta hindú Talla Paka Annamacharya las menciona como ‘domateras’.

 

Se estima que los antiguos egipcios fueron los primeros en adaptar toldos y cortinas para proporcionar una óptima iluminación, manteniendo a raya a los insectos. A los historiadores de hoy les consta que la última gobernante de la dinastía ptolemaica, Cleopatra, utilizaba una mosquitera en sus aposentos, lo que dibuja una imagen poco halagüeña de las plagas que debían molestar a los primitivos habitantes del Nilo.

 

La Antigua Grecia también disponía de un utensilio parecido para librarse de las plagas de insectos voladores. Que la palabra ‘mosquitera’ provenga de ‘mosquito’ se lo debemos a los griegos, quienes conocían este insecto por el nombre de ‘konops’ y denominaban al objeto destinado a impedir su avance como ‘konopéion’, voz que los romanos latinizaron ‘conopeum’.

A las mosquiteras debemos la existencia del Canal de Suez, cuyas aguas entre los mares Mediterráneo y Rojo estaban infestadas de mosquitos transmisores de malaria. Para su construcción, entre 1859 y 1869, el uso de mosquiteras disminuyó la mortalidad de los obreros involucrados. En la actualidad, este producto recibe un uso similar en países golpeados por el principal transmisor de malaria, el Anopheles gambiae.