El sushi es un emblema de la gastronomía nipona, y su popularidad internacional pasa por su mejor momento. Esta delicia se elabora con arroz, pescados o mariscos crudos y wasabi, unidos por una tira de alga nori que constituye su principal seña de identidad. Su versatilidad culinaria es una de las razones de su éxito: la idea de mezclar sushi con queso crema, mango, pulpo o langostinos en tempura no es descabellada.
Por eso, el sushi es un indispensable en las cocinas fusión que combinan los sabores típicos del país del sol naciente con los de Perú (nikkei), Francia (yoshoku) o Italia (itameshi). Son muchos los ingredientes que pueden agregarse a la receta tradicional del sushi. Algunos, como el citado queso crema, agregan una nota suave que contrasta con la acidez del arroz y otros ingredientes del sushi.
Las propiedades antioxidantes de este bocado oriental son otro de sus beneficios más desconocidos. La presencia de pepino o mango en su fórmula, en combinación con el vinagre de arroz o el jengibre, fortalece el sistema inmunológico y previene el envejecimiento de las células.
Gracias a su bajo contenido en calorías, el sushi es una opción compatible con regímenes para adelgazar (existe de hecho la dieta del sushi). Su consumo impide que la persona pierda su línea o empeore un problema de sobrepeso, sin renunciar a nutrientes tan importantes como los ácidos grasos omega-3, las proteínas o los hidratos de carbono.
Por otra parte, agregar sushi a las comidas diarias ayuda a reducir el colesterol en sangre. Esto es debido al uso del salmón, atún y otros pescados ricos en grasas trans, beneficiosas para la salud del corazón. De igual forma, el alga nori que envuelve las piezas individuales de este platillo japonés, posee vitaminas del grupo A, B y C, cuya influencia es positiva para la digestión.