Si estás pensando en construir vivienda en Vigo, ¡enhorabuena! Estás a punto de embarcarte en una aventura emocionante, pero también llena de decisiones importantes. No te preocupes, que aquí te daremos algunas claves para que el proceso sea lo más fluido posible y el resultado, la casa de tus sueños (y no una pesadilla arquitectónica).
Lo primero, y fundamental, es elegir bien el terreno. No te dejes llevar solo por las vistas (aunque, claro, unas vistas al mar siempre son un plus). Ten en cuenta la orientación, la accesibilidad, los servicios disponibles (agua, luz, saneamiento…), la normativa urbanística… Y, si puedes, haz un estudio geotécnico del terreno. Así te asegurarás de que el suelo es apto para construir y evitarás sorpresas desagradables (y costosas) en el futuro. Recuerda que Vigo, con su terreno a veces caprichoso, no es precisamente el lugar más llano del mundo.
Una vez elegido el terreno, toca pensar en el diseño. Y aquí, la palabra clave es «eficiencia». No se trata solo de que la casa sea bonita, sino de que sea funcional, cómoda y sostenible. Piensa en tus necesidades actuales y futuras, en la distribución de los espacios, en la iluminación natural, en la ventilación… Y, por supuesto, en el aislamiento térmico y acústico. Una casa bien aislada te permitirá ahorrar energía y disfrutar de un mayor confort. Y en Vigo, con su clima a veces un tanto… impredecible, esto es algo a tener muy en cuenta.
Elige materiales de calidad, pero sin pasarte de presupuesto. No hace falta que te gastes una fortuna en mármoles exóticos ni en grifería de diseño. Hay muchas opciones en el mercado que ofrecen una excelente relación calidad-precio. Y recuerda que lo importante es que los materiales sean duraderos, resistentes y fáciles de mantener. No querrás pasarte la vida haciendo reformas, ¿verdad? Busca un equilibrio entre estética y practicidad.
Otro aspecto fundamental es contratar a buenos profesionales. Un arquitecto, un aparejador, un constructor… Rodéate de un equipo de confianza, que te asesore y te acompañe en todo el proceso. Escucha sus consejos, pero no tengas miedo de expresar tus ideas y tus preferencias. Al fin y al cabo, es tu casa y tú eres quien va a vivir en ella. Eso sí, déjate guiar por su experiencia. Ellos saben lo que hacen (o deberían).
La planificación es clave. Antes de empezar las obras, ten un proyecto bien definido, con todos los detalles, los plazos y el presupuesto. Y, por supuesto, asegúrate de tener todas las licencias y permisos necesarios. No querrás que te paren la obra a medias por un problema burocrático. Y, durante la construcción, haz un seguimiento exhaustivo. Visita la obra con frecuencia, habla con el constructor, resuelve las dudas que puedan surgir… Así te asegurarás de que todo va según lo previsto.
Por último, no te olvides de los detalles finales: la decoración, el mobiliario, la iluminación… Son los que le darán a tu casa ese toque personal y acogedor. Pero no te agobies. No hace falta que lo tengas todo listo el primer día. Puedes ir amueblando y decorando poco a poco, a tu ritmo y según tus gustos. Lo importante es que te sientas a gusto en tu nuevo hogar. Piensa en tu comodidad a largo plazo.