Princesa por un día

Pocas niñas no sueñan con ser princesas y unan boda de alguien cercano puede ser la ocasión para sentirse como princesas por un día. Los trajes de ceremonia para niñas suelen ser muy vaporosos y hacen que se vean como los personajes de sus películas favoritas. Pero también puede resultar un problema conseguir que una niña pequeña e inquieta permita que se le peine y se le prepare para una ocasión solemne.

El truco puede estar en encontrar las cosas que, siendo muy adecuadas para el momento, también sean capaces de tocar el punto de imaginación de la pequeña para que esta las vea como algo diferente. Por ejemplo, comprar coronas de flores para ceremonias para niñas puede ser perfecto para evitar tener que realizar un peinado trabajoso, ya que la corona de flores puede colocarse en el pelo suelto. Pero, además, la niña puede presentársele como la corona de la reina de las hadas para que se sienta de lo más especial ese día. No tendrá ningún problema en ponerse el adorno y verse divina ya que en su cabeza será un personaje de sus cuentos.

Es importante que la ropa para niños, incluso la de ceremonia, sea cómoda y tenga una cierta sencillez. Los vestidos para ellas, con corte bajo el pecho, resultan los  más cómodos y pueden completarse con una ranita a juego para que aunque la pequeña se agache y juegue no se le vea el pañal. Esto le dará más tranquilidad y estará siempre acorde con las circunstancias.

El calzado suele ser una pieza clave en este tipo de vestimentas ya que los pequeñitos no están acostumbrados, en la mayoría de casos, a ponerse zapatos de vestir y, por tanto, se van a sentir incómodos y con ganas de quitárselos. Es importante que los zapatos resulten cómodos aunque no sean tan elegantes. Elegir un modelo liso y sencillo puede ser preferible antes de unos rígidos zapatitos de charol que cada cinco minutos estará tratando de quitarse.

Por último, los padres tienen que ir concienciados de que su niña pequeña no va a dejar de ser una niña por muy princesa que la hayan puesto. Vomitará si tiene que hacerlo, le caerá comida encima y no dudará en limpiarse las manos en su bonita falda. Por eso, lo mejor es llevarlo muy asumido y no sufrir. El objetivo será que llegue a las fotos del final de la ceremonia lo más intacta posible. No más.