Las ciudades que nunca duermen

Seguro que lo habéis oído asociado a la ciudad de Nueva York, pero hay decenas de metrópolis en el planeta que suelen ser adjetivadas como ‘la ciudad que nunca duerme’. ¿Qué significa realmente eso? Se refiere, grosso modo, a que siempre encontrarás un lugar abierto para pasártelo bien, para comer, beber o lo que se tercie.

Aquí, más cerca, tenemos dos ciudades a las que tampoco les gusta mucho irse a la cama. 24h madrid, twenty four hours Madrid. La capital de España es una de las ciudades más turísticas del país, y el turisteo disfruta con entusiasmo de las posibilidades de una urbe tan variopinta como esta.

Hace poco oía a un amigo decir que la fiesta de Madrid ha dejado de ser San Isidro. Sí, esa es la fiesta oficial, tradicional, pero la fiesta real, la que cada año se marca a rojo en el calendario es el Orgullo Gay. Para bien (y para mal), el tradicional desfile reivindicativo se ha transformado en un mastodonte turístico, mediático y comercial. Nadie quiere perderse esa cita. Ni unos, ni otros. Y cualquier habitante de Madrid sabe que en ninguna época del año hay tanta gente en la ciudad como durante esas fechas, sobre todo en los últimos años.

Al grito de 24h madrid aterrizan miles de visitantes cada final de junio. Pero hay otra ciudad en España que, incluso, supera en nivel turístico a la capital. Hablamos de Barcelona, claro está. Gracias a su afortunado enclave geográfico, a su clima mediterráneo y a su carácter cosmopolita, Barcelona es diferente. Tiene un punto más sofisticado que Madrid, es un hecho. Y a nivel de ocio nocturno, las posibilidades son inmensas.

Basta mencionar alguno de sus festivales de música. Barcelona le lleva años de ventaja a Madrid en esta parcela. Fue pionera en desarrollar un festival de música electrónica que es, a día de hoy, una cita de fama mundial. Junto al Sónar, en los últimos años el Primavera Sound se ha convertido en otra pieza fundamental del calendario europeo.

Así son Barcelona y Madrid, ciudades muy diferentes pero que tienen sus puntos en común, y uno de ellos es ese: que nunca duermen.