La oferta de seguros médicos privados crece a un ritmo vertiginoso en España gracias a beneficios como la inmediatez de las consultas, el acceso a más pruebas médicas o la amplitud del cuadro médico. Esta última ventaja establece una de las diferencias más claras entre la salud pública y la privada.
El cuadro médico se define como la lista o red de profesionales sanitarios y centros de salud a las que el asegurado tiene derecho Las compañías de seguros facilitan un extenso directorio de médicos y clínicas, con sus respectivas direcciones, teléfonos, especialidades, etcétera.
Para el cliente de seguros médicos, disponer de un cuadro médico amplio significa elegir al facultativo y el centro que se adapte a sus intereses. Este abanico de posibilidades mejora la experiencia del asegurado y evita molestias como la excesiva demora de las consultas. En una póliza médica privada, los tiempos de espera tienden a ser inferiores, en parte por la posibilidad de acudir al especialista que precisa el asegurado.
En la sanidad pública, el usuario puede ser remitido a profesionales sanitarios con un conocimiento pobre de sus dolencias. También el volumen de consultas que debe atender le fuerza a tomar decisiones incorrectas que repercuten en la salud del paciente. Estos males fortuitos brillan por su ausencia en la sanidad concertada debido a la alta cualificación y dedicación del personal médico.
Por otra parte, la variedad de centros sanitarios ofrecidos en una póliza privada de salud garantiza el acceso a tecnologías e instalaciones de vanguardia. Cierto es que este aspecto no presenta un gap considerable entre la sanidad pública y la concertada, pero las mejoras son perceptibles y beneficiarán al asegurado.
Así pues, el cuadro médico es uno de los componentes más relevantes de la sanidad privada. Antes de poner la firma al pie del contrato, se recomienda estudiar este apartado en cualquier póliza de seguros.