Calificada por muchos como la ‘epidemia’ del siglo XXI, la ansiedad es uno de los grandes males de la sociedad moderna y, con toda probabilidad, la más incomprendida. Para ayudar a los afectados, se recomienda saber escuchar, ponerse en la ‘piel’ de la persona y seguir otras prácticas que sugeriría cualquier psicólogo especialista tratamientos de ansiedad en Pontevedra.
Primeramente, aproximarse a la persona con ansiedad de manera adecuada es importante, pues en muchos casos pueden mostrarse reacios o herméticos por la difícil situación que atraviesan. Una frase desafortunada, y la posibilidad de ayudar al afectado podría diluirse para siempre.
Escuchar con atención y empatía es una cualidad al alcance de pocos, muy necesaria para comprender y prestar ayuda a quienes sufren ansiedad. En muchos casos, estas personas sólo necesitan un oído que sepa escuchar y les permite desahogarse, sobre todo si viven en soledad y carecen de amigos y familiares cercanos con los que mantener una conversación.
La ansiedad puede equivaler a ‘árboles’ que impiden ver el bosque, por parafrasear un conocido refrán. Con frecuencia, la causa de la depresión está lejos de ser grave e incluso puede tener fácil solución para personas con la perspectiva suficiente para dilucidarla. La mejor forma de ayudarles es sugerirles formas de revertir la situación actual: tratamientos, especialistas, recursos, etcétera.
La negativa a reconocer la ansiedad forma parte de la problemática. Dado que el primer paso es reconocerla, se debe comunicar al afectado que este sentimiento es perfectamente normal. A fin de cuentas, millones de personas lo sufren por distintas razones, y otros tantos lo superan.
Después de un primer contacto afortunado con quienes sufren ansiedad, olvidarse del asunto es un error mayúsculo. En su lugar, debe seguirse la evolución de la persona, preguntándole al menos una vez al día acerca de sus sensaciones —con naturalidad, por supuesto, pues ayuda más un amigo verdadero que un psicólogo falso.