El ecoturismo vive su mejor momento en Pontevedra. Esta provincia alberga una superficie verde envidiable para el resto de Europa, y por ello el trekking destaca entre sus actividades estrella. Con razón, las agencias y touroperadores animan a sus clientes a practicarlo, con llamamientos como «descubre las rutas de senderismo en la Isla de Ons» o «adéntrate en el corazón ‘verde’ de Moaña», entre otros.
La geografía pontevedresa abunda en fragas, miradores, cascadas y destinos isleños de exuberante naturaleza. Algunas de las mejores rutas de senderismo se ubican en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Un buen ejemplo es la Ruta Sur, cuyos seis kilómetros y medio de extensión que discurren por puntos de interés como la playa de Rodas, O Buraco do Inferno o la ensenada de Caniveliñas.
Otros itinerarios populares son la Ruta de la Piedra y del Agua, una odisea de treinta kilómetros entre Meis y Ribadumia. Por su parte, la Ruta del Alto do Príncipe propone un ascenso de casi dos kilómetros hasta la cima de Monte Agudo. En la Ruta del río da Fraga, el senderista acepta un desafío de quince kilómetros en Moaña, siguiendo el cauce del río de la Fraga o dos Ladróns.
Con independencia de la ruta elegida, lo más recomendable es planificar esta experiencia y hacer el equipaje considerando la estación del año. La primavera y el otoño son épocas atractivas gracias a la escasa masificación y ahorro económico. Pero la probabilidad de lluvia es mayor, por lo que debe viajarse con abrigos, parkas, chubasqueros y otras prendas similares.
Por interesantes que sean rutas de trekking como la de la Piedra y del Agua, su grado de dificultad no se adapta a todos los públicos. Los senderistas principiantes e intermedios deben priorizar los recorridos cortos y poco escarpados, adoptando las medidas de seguridad oportunas: localizadores GPS, botiquín básico, etcétera.