Hoy en día existen dos formas de controlar los equipos informaticos industriales de tu empresa. La primera de ellas es contando con personal propio dentro de la misma que se encargue de la tarea de crear los equipos informáticos que se necesitan y de su mantenimiento. Esto supone contar con un personal que tendrá que cubrir los diferentes turnos y hacer guardias si se trabaja por la noche o los fines de semana.
La ventaja de este sistema es que siempre se va a tener personal disponible cuando es preciso realizar una reparación, que los controles de los sistemas informáticos serán constantes y que el plazo para un arreglo será bastante corto, al menos por lo general.
Pero también tiene sus puntos en contra y es que hay que mantener a un personal en nómina que no siempre va a tener trabajo ya que, si todo está bien organizado, las averías no tienen por qué ser numerosas salvo que la empresa sea de un tamaño muy grande. Se estaría pagando por horas innecesarias de trabajo, lo que es una pérdida para la empresa.
El segundo de los métodos para controlar estos equipos es externalizando este trabajo contratando para ello a una empresa especializada. Esta empresa trabaja para la industria bajo contrato y se encarga de suministrar los equipos informáticos por un lado y, por otro, realizar los mantenimientos necesarios, así como las reparaciones. En estos casos, los pagos pueden ser de carácter mensual con una pequeña cuota o pagar exclusivamente cuando hay un problema.
La ventaja es el ahorro que supone respecto a tener personal propio ya que incluso con una cuota mensual media, esta es inferior a una nómina de un trabajador y no hay que preocuparse por cubrir vacaciones o bajas ya que la empresa de mantenimiento es quién tiene la obligación de tener trabajadores para atendernos en los plazos pactados.
En contra, nos encontramos con que las personas que vienen a realizar los arreglos pueden ser siempre diferentes y que no hay ese trato personal que puede tener un trabajador en nómina que conoce a fondo los equipos y sabe con lo que está tratando.
Cada empresa tendrá que elegir su sistema en función de su volumen de trabajo, del número de equipos informáticos que tengan y de su método de contratación, sopesando los pros y los contras de cada sistema para quedarse con el que mejor le encaje.