Otoño tardío

Decir que el amor no tiene edad es evidente, pero para determinadas personas resulta un tanto embarazoso hablar sobre el amor entre personas de la tercera edad. Da la sensación que este sentimiento está sólo asociado a la juventud y que cuando llegas a determinada edad, quedas incapacitada para amar. De esta manera pensaba yo, más o menos, cuando empecé a colaborar en un Centro de día para mayores centro Madrid organizando un cine club.

Tampoco es que pensara, estrictamente, que las personas de cierta edad no se pudiesen enamorar, pero desde luego, no creía que la pasión estuviese incluida en esos enamoramientos…

Cuando llegué al centro, me adjudicaron un grupo no demasiado numeroso. Fue una sorpresa ya que consideraba que el cineclub era una buena idea para un grupo de mayores. Pero al coincidir con otras actividades como aromaterapia y pintura, mi cine club no logró seducir a tanta gente. Parece que lo de la aromaterapia tenía su miga…

De cualquier manera, entre los asistentes a la actividad, había dos personas realmente interesadas. Una señora había sido actriz de teatro amateur cuando era más joven y siempre quiso dedicarse a ello profesionalmente, pero por diversas circunstancias tuvo que continuar con su vida por otro lado. Y luego había un señor cuya profesión nunca supe a ciencia cierta, pero era todo un erudito, un ‘bon vivant’ que siempre llevaba pajarita.

Al segundo día, ambos se pusieron a discutir acaloradamente en relación al cine actual. El hombre rechazaba cualquier película posterior a John Ford, por decirlo así, mientras que la mujer le tildaba de retrógrado. La tensión se palpó en el ambiente. Después de terminar la sesión ambos se quedaron hablando. Y debió saltar la chispa, en el buen sentido…

La semana siguiente aparecieron sentados juntos y con una actitud mucho menos beligerante. De vez en cuando seguían discutiendo, pero tenían una gran complicidad. Cuando vimos la película Otoño tardío, ambos sí coincidieron en que era una obra maestra.  

Tiempo más tarde, una vez acabado el cineclub, me encontré con un alumno. Y hablando de todo un poco me dijo que la actriz y el señor de la pajarita se habían casado. Y entendí que el amor (y la pasión) no tiene edad.

El alzheimer y las mujeres

El alzheimer es la primera causa de demencia en mayores de 65 años, afectando a 44 millones de personas en todo el mundo. Pero lo más preocupante es la tendencia al alza de este trastorno que según las estadísticas podría convertirse en la enfermedad de nuestro siglo. Estas fueron algunas de las conclusiones de la charla en el Centro de dia en centro Madrid especializado en trastornos de demencia.

Otro aspecto relevante de la enfermedad es el hecho de que lo padecen más mujeres que hombres. En Estados Unidos, por ejemplo, 3,2 millones de mujeres tienen Alzheimer por 1.8 millones de hombres. Puede pensarse que la causa principal de este hecho radica en que las mujeres son, por lo general, más longevas que los hombres, pero diferentes estudios han ahondado en este tema.

Según un  análisis publicado en 2014, la acción de los estrógenos femeninos en combinación con la presencia de un gen denominado ApoE4 estaría detrás de este aumento de la incidencia de la enfermedad entre las mujeres. Paralelamente otro estudio, ponía la atención sobre cuestiones cardiovasculares, concretamente en la relación entre el gasto cardíaco y la aparición de la demencia.

Puede que en definitiva sea una acumulación de todos los hechos descritos lo que explica que exista un considerable número mayor de enfermas de Alzheimer. No obstante, en la charla del Centro de dia en centro Madrid también se refirieron a los cuidados de los enfermos, a su entorno y al papel de los centros. Y en eso, también tienen mucho que ver las mujeres.

Buena parte de las personas que trabajan con estos enfermos son mujeres. El peso de la tradición en los roles labores también influye en este hecho. El cuidado de las personas mayores, tradicionalmente, quedó relegado para las mujeres por su papel doméstico. Esto se traslado al ámbito laboral.

Desgraciadamente,  sean hombre o mujeres, el siglo XXI estará marcado por este trastorno degenerativo que exige un gran esfuerzo tanto para las familias como para los profesionales y la comunidad médica. Confiemos en que entre todos logremos avances significativos en un futuro a corto plazo.